Facebook le está ganando la batalla a Snapchat.

Al analizar el presente de las redes sociales online, en Mayo de 2017, estamos viviendo un exitoso proceso de snapchatización de la triada Facebook, Instagram y WhatsApp.

Nuestro amigo Mark Zuckerberg ha tomado nota de la enorme repercusión que Snapchat ha logrado en el público de 18 a 24 años, que representa más del 64% de su audiencia en los Estados Unidos, según datos de comScore.

En su irrupción, Snapchat tenía características únicas y diferentes a Instagram y Facebook. Principalmente, en su rol de bitácora audiovisual de nuestra vida. Las nuevas generaciones parecen optar más por la inmediatez y espontaneidad de sus publicaciones, que por dejar archivo y registro de sus actos. Snapchat logró popularidad justamente por la posibilidad y transgresión de compartir imágenes y videos entre amigos, que se autoeliminaban a los pocos segundos, sin dejar rastro, y a escondidas de los adultos. Pero luego hizo, tal vez, su más grande contribución: La posibilidad de acumular micromomentos del día que se van acumulando en una función denominada historias (stories). La bitácora audiovisual de un día, pero que al otro día vuelve a fojas cero.

Esta función de Snapchat fue copiada e incorporada en Instagram, Facebook y finalmente en los estados de WhatsApp. Zuckerberg copió la funcionalidad estrella de Snapchat porque su uso se ha universalizado, así como se universalizó el uso de mensajería por WhatsApp, enviar un email o publicar un post.

No es casual que esta estrategia de Facebook haya frenado el impulso de crecimiento de Snapchat: “¿La razón? Snapchat presentó sus primeros resultados desde que salió a la bolsa, el 2 de marzo de 2017, y fueron catastróficos. En un año logró sumar escasos 44 millones de usuarios (pasó de 122 a 166 millones). Por comparación, en un período equivalente (más corto, en rigor), Instagram ganó 200 millones de usuarios. Facebook, que se suponía que era el lugar del que huían despavoridos los millennials para refugiarse en Snapchat, sumó 284 millones. Al único que le ha ido peor es a Twitter, cuyo número de usuarios sólo creció 28 millones en un año”, revela Ariel Torres en un artículo para La Nación Online.

El nuevo hábito, rey de 2017 en las RSOL online, y que parece llegó para quedarse, son las microhistorias diarias, en las cuales publicamos nuestra vida cotidiana. Esta reciente revolución también impacta a las marcas e instituciones, que aún no lo han hecho, las cuales se ven obligadas a sumarse a esta tendencia de consumo cultural. Imagino que esto puede abrir la oportunidad para generar un nuevo rol dentro de algunas organizaciones: propongo el de Live Content Managers, dedicados a generar y publicar microhistorias de una marca cada día.

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